La Colegiata de Santa María de Orreaga-Roncesvalles

La vía francesa del camino de Santiago fue el canal por el que Europa y el norte de la Península compartieron, a través de los caminantes, ideas, artes y experiencias. Las iglesias románicas y góticas, edificaciones entendidas no sólo como arquitectura, sino como auténticos libros de piedra que explicaban a los fieles el devenir de los hechos presentes a través de los pasajes de la Biblia que marcaban gran parte de la vida cotidiana.

Uno de esos edificoos representativos es la Colegiata de Roncesvalles: enclave destacado del Camino de Santiago, albergue-hospital y, para la gran mayoría de peregrinos, punto de partida de la Ruta Xacobea hacia Santiago de Compostela.

Los primeros años de las rutas a Compostela coinciden con los de las formaciones de los pequeños reinos cristianos ligados a hechos y batallas que alcanzan nuestros días en forma de poemas épicos. En este pequeño rincón navarro tuvo lugar en 778 la mítica batalla de Roncesvalles, glosada en el Cantar de Roldán, en el que se narra la batalla entre tribus vasconas de ambos lados de los Pirineos y la retaguardia del ejército carolingio, que emprendía el regreso a Francia después de asediar y saquear Pamplona.

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El enclave pirenaico de Orreaga/Roncesvalles, al noroeste de Navarra y próximo a la frontera con Francia, constituye un hito en el Camino de Santiago y alberga uno de los mejores ejemplos del gótico francés en la Península: la Colegiata de Santa María. El descenso de Ibañeta, que proviene de Luzaide/Valcarlos, conduce hacia este antiguo albergue-hospital, construido a finales del siglo XII y principios del XIII para atender a los peregrinos a Compostela después de cruzar los Pirineos.

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Historia 

Orreaga/Roncesvalles es un lugar que  se fundó como lugar de paso. Se cree que por allí entraron en Península una de las oleadas de pobladores celtas. Durante la época romana, se convirtió en un hito en la vía unía Burdeos y Astorga.

En el año 813 se descubrió la tumba del apóstol Santiago en Galicia y, poco después, comenzaron las peregrinaciones a

Compostela desde toda la cristiandad. El rey navarro Sancho III El Grande impulsó y protegió la vía que atravesaba los Pirineos y entraba enla Península por Roncesvalles, que a la postre se convertiría en la más importante, el Camino francés. Con el fin de atender a los peregrinos, en el siglo XII surgió un hospital-monasterio en el alto de Ibañeta. Posteriormente y gracias al impulso del obispo de Pamplona y del rey Alfonso el Batallador, se construyó en el llano el albergue-hospital y la iglesia colegial de Roncesvalles.

Durante la Edad Media se levantaron nuevos edificios y la Colegiata alcanzó gran importancia debido a sus extensos dominios y al creciente número de peregrinos. A partir del siglo XVII, Roncesvalles vivió un retroceso paralelo al del Camino de Santiago, al tiempo que disminuyó su patrimonio. Ya en el siglo XX, tras eludir la desamortización, comenzó una lenta recuperación. Durante los últimos años, la colegiata ha sido testigo del renacer de las peregrinaciones a Santiago y, en muchos casos, es elegida como punto de partida de la vía compostelana.

El arte en la Colegiata de Roncesvalles 

En el conjunto arquitectónico que forma la Colegiata, sobresale la iglesia de Santa María, construida a finales del siglo XII y principios del XIII. Su traza responde al estilo gótico francés. Presenta una planta de tres naves, la central de doble anchura y cubierta con bóvedas de crucería. La cabecera es pentagonal y está iluminada por ligeros ventanales góticos decorados con vidrieras modernas. En el lado izquierdo de la fachada se eleva una torre defensiva edificada en el siglo XIV.

El altar mayor del templo está presidido por la imagen de Santa María de Roncesvalles del siglo XIV, una bellísima talla gótica de madera revestida con plata y adornos dorados. Del lado de la epístola se accede al claustro, reconstruido en estilo cisterciense después de que el antiguo claustro gótico se derrumbara por la nieve en 1600.

Al claustro se abre la capilla de San Agustín, antigua sala capitular gótica de planta cuadrada. En su centro se puede contemplar el sepulcro del rey Sancho VII el Fuerte. La losa que lo cubre, de mediados del siglo XIII, es una estatua que refleja la imponente altura del monarca. La capilla está iluminada por la luz que filtra una vidriera de principios del siglo XX. Ilustra la victoria del rey contra los almohades en las Navas de Tolosa (1212), de donde se trajo las mazas y las cadenas que el monarca arrebató a Miramamolín y que puede contemplar en esta sala. Según la tradición, estas cadenas componen el escudo de Navarra.

Otro de los edificios de Orreaga/Roncesvalles, el más antiguo de todos, es la capilla del Santo Espíritu o Silo de Carlomagno del siglo XII, en el lugar donde según la leyenda habría clavado Roldán su espada, después de la derrota sufrida en la Batalla de Roncesvalles. Junto a ella se levanta la iglesia de Santiago o de los peregrinos, de estilo gótico primitivo. En su interior se guarda la campana de la antigua ermita de San Salvador de Ibañeta que servía para guiar a los peregrinos en los días de niebla.

El Museo-Biblioteca, que data de finales del siglo XIX, acoge en su primera planta el archivo y la biblioteca, abiertos sólo a especialistas. En ellos se contiene un rico fondo documental y más de 15.000 volúmenes. El museo, ubicado en la planta baja, guarda piezas de gran interés como el Ajedrez de Carlomagno, un relicario de plata dorada y esmaltada que según la leyenda perteneció al emperador franco. Junto a él se exponen otras piezas reseñables como un evangeliario de plata del siglo XII, obra cumbre de la orfebrería medieval navarra, o la llamada esmeralda de Miramamolín. Según la tradición, el rey Sancho VII el Fuerte arrebató esta joya al rey moro en la batalla de las Navas de Tolosa.

El conjunto arquitectónico de Orreaga-Roncesvalles se completa con la casa Itzandegia. Construida en estilo gótico incipiente, pudo concebirse como hospital o vivienda y, tras una laboriosa rehabilitación, fue convertida en albergue de peregrinos. Entre la capilla de Santiago y el centro Itzandegia, apreciará el Monumento a la Batalla de Roncesvalles con relieves que representan aquel enfrentamiento.

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